Se trata de una pedanía de Movera y un barrio rural de Zaragoza que, desde hace pocas semanas, tienen servicio de transporte público diario
Puede parecer el Día de los Santos Inocentes, e incluso podemos llegar a pensar que estamos hablando de una ciudad que se sitúa en una parte del globo terráqueo donde las condiciones económicas no son las mejores.
Sin embargo, por mucho que nos pueda sorprender, desde hace ocho semanas, hay dos zonas concretas de la ciudad de Zaragoza que tienen transporte público diario por primera vez en su historia. Todo, pese a pagar los mismos impuestos que un zaragozano que vive en el centro de la capital aragonesa.
Hablamos, eso sí, de puntos que están apartados de la ciudad, donde vive muy poca población y que, además, tienen servicio de transporte a través de líneas de bus gestionadas por el CTAZ o el Gobierno de Aragón.
Torrecilla de Valmadrid y El Lugarico de Cerdán, las zonas “agraciadas” tras la implantación de la primera fase del mapa concesional de transportes
La implantación metropolitana de la primera fase del mapa concesional de transportes ha traído consigo importantes novedades al entorno de la ciudad.
Desde el pasado mes de septiembre, el Consorcio de Transportes del Área de Zaragoza (CTAZ) activó los primeros cambios en las líneas que afectaban a los corredores norte y este de la ciudad. Estos, operados por la catalana Direxis a través del Grupo Masats, han supuesto una auténtica “revolución” en la movilidad de las localidades al incrementar expediciones, mejorar los vehículos y bajar las tarifas.
De todas las mejoras, destaca que primera vez hay un autobús diario que llega al Lugarico de Cerdán, una pedanía del barrio de Movera que hasta hace dos meses no tenía un bus que penetrara en sus calles. Si alguno de sus 30 vecinos querían desplazarse a la ciudad de Zaragoza tenían que caminar 700 metros y cruzar la Nacional II, a la altura de Malpica (donde está construyendo Inditex uno centro logístico), y pagar la tarifa metropolitana.
Ahora, cuentan con hasta tres expediciones de ida y otras tantas vuelta a través de la 201C y, además, un camino completamente adaptado para que una línea de autobús pueda circular con normalidad.
El segundo barrio con buses diarios a la ciudad de Zaragoza: Torrecilla de Valmadrid
Por otro lado, y dentro de los cambios que introduce el nuevo mapa de transportes (pendiente de activar en otras comarcas y localidades metropolitanas de Zaragoza), hay un barrio rural que se ve beneficiado de los cambios: Torrecilla de Valmadrid.
Sus 22 vecinos empadronados pueden ir en transporte público a la capital aragonesa para hacer la compra, ir al médico o ver a sus familiares o amigos en cualquier punto de la ciudad gracias a dos frecuencias. Anteriormente, solo tenían dos de servicio a la semana.
Lo pueden hacer gracias a los que buses que se dirigen hacia Belchite, del grupo Samar Buil, hacen parada en Torrecilla, barrio que todavía sigue esperando la llegada de agua potable a través de una tubería que se construye en estos momentos (ahora beben gracias a camiones cisterna).
”Hasta que no lo vimos, no lo creímos. Son muchos años sin servicio”, dice una vecina que ‘recibe’ muchos días al autobús por las mañanas
Una de las vecinas del Lugarico de Cerdán confiesa sentirse contenta desde que tiene posibilidad de ir a Movera, el barrio de Santa Isabel o el centro de Zaragoza desde la puerta de su casa.
Sin embargo, comenta que durante estos días no ha visto en ningún momento subir a viajeros, algo que también comenta uno de los conductores de la línea 201 y sus extensiones. Creen ambos que la mayoría de vecinos se han acostumbrado a utilizar el vehículo particular. “Dejar el hábito de coger el coche y adaptarse a unos horarios de bus muy reducidos lo antojo imposible”, señala la vecina pasadas las 9:30 horas de la mañana, junto a su casa situada cerca a la parada (nueva) de autobús.
Además, confiesa que fue escéptica con la llegada del transporte a su pedanía. “Hasta que no vi, el primer día, a un autobús dar la vuelta, no me creí que íbamos a tener transporte público al Lugarico. Y eso que, además de arreglarnos el camino, se hicieron días antes algunas pruebas con el autobús; pero igualmente pensé que este momento no lo iba a ver nunca, y hasta el primer día seguía sin creérmelo”, señala.
Por último, esta vecina no cree que se vaya a romper la tranquilidad en la pedanía porque el autobús llegue varias veces a la jornada. Señala, eso sí, una amenaza para su entorno la proliferación de plantas fotovoltaicas en los campos de cultivo. “Estamos radicalmente en contra. Somos un barrio muy tranquilo y no nos merecemos meses de obras y camiones por nuestras estrechas calles para que produzcan electricidad y se la lleven a kilómetros de aquí. En el Ayuntamiento son conscientes de nuestra oposición, y de hecho, más de una vez, nos han venido a visitar desde urbanismo para saber nuestra opinión”, asegura.