Más parque, nuevos equipamientos y 107 viviendas
A la espera de que pongan fecha para el inicio de las obras, el consistorio zaragozano decidió por unanimidad la ampliación del parque Pignatelli, así como la construcción de 107 viviendas en los terrenos adyacentes.
El objetivo es aprovechar esos terrenos en desuso, que correspondían a los antiguos depósitos, para ampliar la superficie del parque, que pasaría de los 39.000 metros cuadrados actuales, a 62.000 metros cuadrados con la nueva situación.
En la imagen se puede apreciar el área que ocupa el actual parque Pignatelli y la zona de ampliación, que casi duplicará la zona de disfrute de los vecinos, donde se incluirán zonas de agua, con un pequeño lago y pequeños cauces de agua que refrescarán el ambiente en verano.
Además, otra parte de esos depósitos sería la destinada a la construcción de 107 viviendas de las cuales 77 serán libres y 30 de promoción pública que tendrían un precio de unos 115.000 euros y con cuyos importes se pagaría la ampliación del parque y la creación de nuevas instalaciones.
Porque en el proyecto se determina que además de agrandar la zona correspondiente al parque se añadirían algunos equipamientos como un pabellón deportivo, una biblioteca o un centro de mayores.
La primera infraestructura de abastecimiento de agua de boca de Zaragoza
La parcela en la que se quiere realizar este proyecto de ampliación corresponde a los terrenos de los depósitos que lindan con el parque de Pignatelli, la calle de Santiago Guallar, paseo de Ruiseñores y la calle del Maestro Estremiana.
Dentro de este recinto se ubican varias construcciones. La más llamativa es la de los propios depósitos al descubierto con dos vasos de 20.000 m3 cada uno en su zona oriental y otro depósito descubierto en la zona occidental, de 43.000 m3 de capacidad.
También está la casa del guarda, de dos plantas de unos 75 m2 construidos cada una y da acceso a la cámara enterrada de filtros, donde se depuraba el agua de los depósitos a cielo abierto antes de pasar al aljibe enterrado.
Otras de las infraestructuras que siguen en el recinto son la nave de bombas, de una única planta de 120 metros cuadrados, la zona de aseos para el personal cercana a la casa del guarda y el edificio del hipoclorito, todos ellos propuestos para demoler en 2011 por los técnicos del Ayuntamiento.
Por último, el aljibe enterrado que se divide en dos cámaras con planta basilical y tres naves pautadas por machones de piedra para apoyo de 33 bóvedas de arista de ladrillo. Una obra llamativa que en su día se utilizó como sala de exposiciones.