El «timo» del «nuevo» tren de Zaragoza a Pamplona con asientos de plástico: «el culo se te queda plano»

Los cambios implantados por Renfe en la línea de Zaragoza a Pamplona provocan dudas y quejas entre los viajeros, además de dejar a Cercanías Zaragoza sin su segundo tren Civia en la hora punta

tren pamplona zaragoza interior
Interior del «nuevo» tren de Pamplona a Zaragoza, en la estación de Miraflores, antes de partir a la capital foral.

 

Pasan pocos minutos de las 19:15 horas y la megafonía de la estación de Miraflores anuncia la próxima salida de un tren regional a Pamplona. Los usuarios, sorprendidos al ver un tren de cercanías de Renfe por la vía anunciada, se miran entre ellos y no tardan en preguntar al maquinista del convoy: «¿este es el tren que nos lleva a Tudela y Pamplona?».

Efectivamente, el maquinista confirma que es el tren que les dejará en 2 horas y 20 minutos en la capital foral navarra tras recorrer la ribera del Ebro. Con algunas dudas y desconfiados, los viajeros suben al convoy y se sientan en los asientos del primer coche. Ellos son afortunados, porque en las siguientes tres estaciones urbanas de Zaragoza (Goya, Portillo y Delicias), muchos usuarios van a ir de pie. Se trata de una estampa normal los días con mayor afluencia de personas, los viernes y domingos, cuando el uso de los servicios ferroviarios se dispara por todos aquellos que desean disfrutar del fin de semana fuera de la capital aragonesa.

El tren arranca puntual de Miraflores (un «milagro» según algunos viajeros fijos, que aseguran que es raro el día que va puntual) y, antes de las 19:30 horas, recala en la estación más céntrica, la de Goya, donde suben más de 200 viajeros, la mayoría estudiantes de Unizar que vuelven a casa a pasar el fin de semana.

En Portillo y Delicias suben aproximadamente otros 100 viajeros, muchos de ellos sin tener asiento, cargados de mochilas y maletas. Es, pasado Delicias, cuando los usuarios empiezan a murmurar entre ellos: «¿nos han metido en un tren con asientos de plástico, de Cercanías, para hacer un trayecto de 2 horas y media de duración?«. , están en lo cierto, y lo peor de todo es que les han dado gato por liebre.

 

Un anuncio político en Navarra consensuado con el Gobierno de España que perjudica a los viajeros y a los intereses aragoneses

El pasado mes de enero, la presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite, y el secretario de Estado, Transportes y Movilidad Sostenible del Gobierno de España, José Antonio Santano, anunciaron en la estación de Pamplona ante los medios de comunicación navarros el cambio de convoyes entre la capital aragonesa y la navarra. Personal de Renfe y aficionados al ferrocarril no daban crédito: se vendía un «nuevo tren» con menos plazas sentadas como un logro cuando, además, se trata de un tren de cercanías que ya existe desde hace años en otras grandes capitales.

Allí, en la estación pamplonesa, las autoridades aseguraron que el convoy iba a suponer un «avance« en la accesibilidad y un aumento de plazas sentadas (hasta 208) en cada trayecto. Así, con esta decisión, las unidades 470, más antiguas, han dejado de circular en el primer tren matinal entre Pamplona y Zaragoza y la última circulación de la tarde entre la capital aragonesa y la foral. Durante el resto del día y los servicios a Logroño y Castejón de Ebro siguen las vetustas unidades 470.

El problema con el cambio implantado llega con la capacidad y el confort del tren. El anterior convoy tenía asientos más acordes para realizar un trayecto en tren regional, además de mayores plazas (220) frente a los trenes modernos Civia, que tienen 208, pero cuyos asientos son de plástico y que ahora circulan todos los días entre Pamplona y Zaragoza. Además, la capacidad total del nuevo tren Civia, de 600 personas, tampoco se adapta a las necesidades ni al recorrido: el tren sale con 300 personas de Zaragoza y la mayoría van de pie la mitad del trayecto, hasta Tudela, por lo que se venden más plazas que asientos disponibles.

Son muchos los viajeros, como se puede ver en la foto adjunta abajo, los que viajan de pie para hacer una distancia de tren regional en un convoy ideado para distancias cortas. «El culo se nos ha quedado plano; son asientos muy duros para venir desde Pamplona«, decía una viajera hace unas jornadas al bajar en la estación de Goya del tren matinal, que llegaba al centro de la ciudad con 20 minutos de retraso.

Tren Pamplona Zaragoza Cercanías Renfe
Tren antes de llegar a Utebo haciendo de regional a Pamplona con decenas de viajeros de pie, pese a ser una unidad de Cercanías.

Cercanías Zaragoza se queda sin su segundo tren Civia durante la mayor parte de la jornada

El cambio también afecta a los usuarios de las Cercanías de Zaragoza, cuyo núcleo está en máximos históricos de viajeros (con hasta 424.000 usuarios transportados en todo el ejercicio 2023) y una tendencia creciente de viajeros tras la implementación del abono recurrente gratuito para viajeros frecuentes.

La modificación de convoyes para ir de Zaragoza a Pamplona se ha realizado con el tren que estaba basado como tren de Cercanías Zaragoza en la línea que une Casetas con Miraflores, la cual debería tener dos trenes modernos de la serie 464 y en servicio continuo en la ciudad; ahora, el núcleo zaragozano se queda con únicamente un convoy propiamente de Cercanías entre las 7:00 y las 10:00 de la mañana y las 19:30 y las 23:00 horas. En este horario el tren que debería estar en Cercanías está yendo o viniendo a Pamplona.

Esto provoca que en la hora punta, cuando los trenes llegan a alcanzar los 150 viajeros por circulación y existen frecuencias de 30 minutos, tengan que prestar servicio trenes antiguos (algunos de ellos diésel, pese a existir catenaria para fletar trenes eléctricos) con serios problemas de accesibilidad para viajeros con movilidad reducida.